sábado, 16 de octubre de 2010

¿Cómo se escribió el Apocalipsis?

Gracia y paz a todos los santos que lean este tema.

“Yo, Jesús, envié al ángel de mi a testificar os estas cosas sobre las iglesias”, Apocalipsis 22:16.

Tomando en cuenta solamente los escritos del llamado “Nuevo Testamento”, no siempre sus inspirados autores fueron los que lo escribieron. Tomemos por el momento el caso de la carta a los romanos. El autor, (en el espíritu o mente de Cristo), lo fue el apóstol Pablo. Sin embargo él no es quien escribe la epístola. Ya llegando al final de la misiva el que dicta se identifica y escribe por su cuenta: “Saludo os yo, Tercio, que escribí la carta, en (el) señor”, (romanos 16:22).

Para algunos este detalle puede que no tenga importancia, pero sé que al final para muchos lo tendrá.

En el tratado de los Hechos de Lucas leemos: “Y viendo el de Pedro denuedo y de Juan, y percibiendo que hombres sin letras son y vulgares, se admiraban y reconocían les que con Jesús habían estado”, (Hechos 4:13). Estos que se admiraban y veían el valor y la intrepidez tanto en Pedro como en Juan, eran los sacerdotes y los saduceos quienes habían venido “sobre ellos, muy molestos”, (Hechos 4:1). Estos religiosos también habían “percibido” que “hombres sin letras y vulgares” eran. En realidad Pedro y Juan habían sido pescadores toda la vida. Diríamos que por herencia habían practicado ese oficio. No habían hecho otra cosa que pescar. Así que el término “hombres sin letras” entendemos, que no sabían leer como tampoco escribir. Entonces, tenemos que preguntarnos, quienes escribieron el llamado por error “evangelio de Juan”, las tres cortas epístolas que se le atribuyen, el rollo profético llamado “Apocalipsis de Juan el Divino” y las dos cartas de Pedro.

Empecemos por Pedro y sus dos epístolas dirigidas a “las ovejas perdidas de la casa de Israel”, (Mateo 10:6), “a elegidos, extranjeros de (la) dispersión”, (1 Pedro 1:1). La segunda carta deja entrever a un apóstol, que aunque su ministerio fue para los de la circuncisión, ya mostraba la gran influencia que el apóstol Pablo tenía sobre él en el conocimiento de la gracia. Pedro sin duda, fue el apóstol de la circuncisión con quien el apóstol Pablo sostuvo una provechosa comunicación durante el ministerio de ambos. Pedro hace mención de Pablo en su segunda carta, (2 Pedro 3:15), mientras que Pablo hace mención de Pedro en la carta a los gálatas, (1:18, 2:8-9, 2:11 y 2:14). Lo cierto es que Pablo aparte de Pedro no hace mención por sus nombres a ninguno de los apóstoles de Jesús.

De cierto es que Pedro no escribió sus cartas por ser este un hombre “sin letras”, sino que alguien las escribió para él. No estoy indicando que Pedro no es el autor del contenido de ambas cartas, sino que, como Pablo utilizó los servicios de Tercio para que la carta a los romanos fuese escrita, así también él utilizó los servicios de alguien para que sus cartas fueran escritas. En el caso de Pablo la razón no era que este fuera “hombre sin letras”, sino por causa de problemas con su vista, (gálatas 6:11). Padeciendo de una enfermedad en sus ojos el apóstol Pablo utilizó a sus colaboradores para que le escribieran sus epístolas en más de una ocasión. Si utilizó a Tercio para ese menester en el caso de la carta a los romanos, es de suponer que hizo lo mismo al enviar otras epístolas.

Hasta aquí el asunto parecería ser fútil para muchos, pero a veces lo que parece no tener importancia en verdad si la tiene.

Señalar quien o quienes escribieron las dos cartas de Pedro es imposible. ¿Juan el llamado Marcos? Cabe una posibilidad, pero no se puede confirmar. Pero si puedo decir que no faltaron los que tenían la disposición de hacerlo. Entre los que habían creído había escribas, labor no extraña en aquellos tiempos, que llegaron a ser muy útiles y fieles, tanto a los apóstoles de Jesús, como al apóstol Pablo. No solamente en esos menesteres de escribir, sino en otros servicios. Fueron llamados colaboradores por el apóstol Pablo, (2 corintios 8:23, filipenses 2:25 y filipenses 4:3). Hubo un nombre, para mí de suma importancia. Ese colaborador fue Juan. No me refiero al apóstol Juan quien también era un “hombre sin letras” cómo lo fue Pedro. Me refiero a Juan, el llamado Marcos. Pero vamos por parte, aquí estamos hablando del que pudo haber escrito las dos cartas de Pedro y del que estoy más que seguro escribió el rollo profético llamado por el sistema religioso “El Apocalipsis”. No estoy indicando con esto que Juan Marcos es el autor de “El Apocalipsis”, sino el que escribió en su momento lo escrito en ese rollo profético, (22:19). Este Juan es el autor del escrito biográfico llamado en el sistema religioso como, “El Santo Evangelio según San Marcos”.

En Hechos 12:12 encontramos la primera referencia de este espíritu que ahora reina en toda la plenitud de Dios. “Y consciente, (el apóstol Pedro) vino a la casa de María, la madre de Juan el (sobre) llamado Marcos”. Pedro había sido librado de la cárcel por un ángel y se había llegado hasta la casa de la madre de Juan. Esto sucedió en Judea y de ahí tenemos que llegar a la conclusión que Juan el sobre llamado Marcos era de origen judío y que mas luego lo encontramos congregado en Antioquía. En 1 Pedro 5:13 este menciona a un Marcos que se congregaba en la iglesia de Babilonia y lo presenta como “el hijo de mí”. Este afecto paternal de Pedro hacia este Marcos nos indica la estrecha relación que llegaron a tener, pero estar seguro de que este Marcos es Juan el sobre llamado Marcos no es posible. La tradición eclesiástica y documentos bien antiguos indican que Juan de sobre nombre Marcos traducía las predicaciones de Pedro al griego. También se dice que era escriba de profesión. Todo eso dentro del marco de la tradición eclesiástica. Lo casi cierto es que Pedro llegaría a conocer a Juan el llamado Marcos en la casa de María la madre de este.

Lo cierto es que su nombre judío era Juan, que la casa de su madre fue visitada de forma inesperada por el apóstol Pedro y que mas luego es uno de los miembros de la iglesia en Antioquía. Su sobre nombre de Marcos era de origen romano.

El nombre de Juan lo volvemos a encontrar en el capítulo 13 de los Hechos. En ese capítulo se nos dice que Bernabé y Saulo son llamados para la obra. El sistema religioso lo ha llamado “el primer viaje misionero de Bernabé y Saulo”. El caso es que al salir se nos declara, “y tenían también a Juan (como) ayudante”, (13:5). Luego en el 13:13 se nos dice que Juan se separa del grupo que ya estaba en Perge de Panfilia y se regresa a Jerusalén. En Hechos 15:37 leemos: “Y Bernabé quería llevar con (ellos) también a Juan el llamado Marcos”. Por las razones explicadas en Hechos 13:13 surge el desacuerdo entre Bernabé y Pablo de llevar a Juan el llamado Marcos a un segundo “viaje misionero”. Por lo tanto Pablo y Bernabé se separan y es Bernabé quien lleva consigo a su primo.

Determinar un tiempo exacto entre los dos primeros viajes que realizó Pablo no es posible. Se dan diferentes fechas y años. Pero lo cierto es que hubo un tiempo razonable de más de un año entre los dos viajes, por lo menos. Ese fue el tiempo más o menos que permaneció Juan el llamado Marcos en Jerusalén y cabe la posibilidad que trabajó junto con el líder de los 12 (Pedro), como escriba de sus dos cartas. Para el segundo viaje que fue determinado por el apóstol Pablo “para ver cómo están” los hermanos, Juan el llamado Marcos ya estaba de regreso en Antioquia juntamente con su primo Bernabé y Pablo, (Hechos 15:35).

Luego de estos comienzos el nombre de Juan el llamado Marcos no se registra más en la restante narración de Lucas y es en las cartas del apóstol Pablo a los colosenses, en su segunda a Timoteo y en la carta a Filemón, que el nombre de Juan el llamado Marcos está escrito. Ya en otras circunstancias y presentando a un Juan crecido y maduro en espíritu. Veamos.

“Lucas está solo conmigo. A Marcos tomando, trae contigo mismo; porque es me útil para (el) ministerio”, 2 Timoteo 4:11. “Saluda os Aristarco el compañero de prisión de mi, y Marcos el primo de Bernabé (acerca de quién recibisteis instrucciones; si viene a vosotros, acoged le)”, colosenses 4:10. “Marcos, Aristarco, Demas, Lucas, los colaboradores de mi”, Filemón 1:24.

“Me es útil”, “acogedle” y “colaborador de mi” son palabras que hablan muy bien de Juan el llamado Marcos por parte del apóstol.

Como se escribió el llamado libro del Apocalipsis.

La tradición eclesiástica atribuye este escrito al apóstol Juan, apóstol de Jesús y uno de los doce que lactaria a la iglesia en sus años de lactancia. Esta lactancia es lo que el apóstol Pablo llama “la del principio de Cristo enseñanza”, (hebreos 6:1). En esa tradición ha persistido la llamada “Iglesia Católica Apostólica y Romana”, la “Iglesia Ortodoxa” y todas las denominaciones protestantes y demás sectas “cristianas” hasta el día de hoy. Han pasado muchos siglos de apostasía.

Por muchas razones el apóstol Juan no pudo escribir el contenido de este escrito. No solamente probaremos que no lo escribió Juan el apóstol, sino que mostraremos quien es el autor verdadero del mismo.

Dionisio de Alejandría.

Dionisio de Alejandría, obispo y maestro, cuya fecha de nacimiento se desconoce, fallece en al año 265 dJ, (después de Jesús), es de los primeros en declarar que Apocalipsis no fue escrito por el apóstol Juan. Dionisio el Grande presidió por 17 años la sede de Alejandría. Solo unos pocos escritos han sobrevivido convenientemente de este líder de la llamada “Iglesia Ortodoxa”. Si escribió sobre el verdadero autor no hay manera de saberlo al día de hoy. Fue firme en afirmar que el apóstol Juan no era el autor del Apocalipsis.

La palabra “apocalupsis” significa “revelación”, por lo tanto así comienza el rollo. “Revelación de Jesús Cristo que dio le Dios, para mostrar a los siervos de él”, (Apocalipsis 1:1). Así que tenemos que la revelación es de Jesús Cristo. Pero esa revelación de Jesús Cristo tiene que llegar a los siervos de él, los cuales luego veremos quienes fueron esos siervos.

Para que esa revelación llegara a los siervos de Jesús Cristo que Dios le había dado se envía a un ángel. “y dio a entender enviando (la) mediante el ángel de él”, (1:1).

Vayamos al libro de los Hechos.

Al apóstol Pablo se le dijo por medio de Ananías estas palabras: “El Dios de los padres de nosotros ha designado de ANTEMANO TE para conocer la voluntad de él y ver al justo y oír una voz de la boca de él, pues serás testigo le a TODOS (los) HOMBRES de las cosas que HAS VISTO y OISTE”, Hechos 22:14-15. Notemos las palabras “a todos hombres”, (eso incluye a los apóstoles de Jesús). Estas palabras implican tanto al que era llamado judío, como al que era tenido como gentil por el judío.

La revelación de Jesús Cristo es dada “mediante”, o sea, por medio de un mediador, un ángel. La tradición eclesiástica vuelve a imponer la falsa doctrina que un ángel es un ser espiritual, con alas, que flota en el espacio, sin pies, vestido con blanca túnica, blanco, de pelo rubio y rizado, no posee sexo, etc. Pero eso no es lo que nos revela la Escritura. La palabra “ángel” en la Escritura es escrita para ilustrarnos a un mediador, un mensajero, para traer un anuncio importante para un pueblo, nación, o para alguien. Los casos y situaciones están a todo lo largo de la Escritura. Podríamos alargar este tema buscando los diferentes casos en que ángeles actuaron como mediadores para que todo propósito de Dios se cumpliera. No es que Dios necesitara de esos mensajeros para que todo su propósito se cumpliera, pero él hace las cosas como se lo ha propuesto y en esta participación de carne y sangre es lo que se nos ha dado a conocer.

Pero, ¿por qué Pablo? Lo escrito por Lucas en Hechos 22:14-15 quizás no es suficiente prueba para indicar que ese “ángel” sea el apóstol Pablo. Los que hemos leído todas las epístolas del apóstol, y las hemos escudriñado hasta la saciedad tenemos que llegar a la conclusión de que no pudo ser nadie más sino el apóstol Pablo.

Solo unos versos para mostrar que este “ángel” (el apóstol Pablo) fue un instrumento único para Dios en su propósito eterno.

“Pero por esto me fue otorgada misericordia, para que en mi (el) principal mostrase Jesús Cristo toda paciencia PARA MODELO de los que van a creer en él para vida eterna”, 1 Timoteo 1:16

“Con Cristo he sido CON-CRUCIFICADO; Y VIVO YA NO YO, SINO QUE VIVE EN MI CRISTO”, gálatas 2:20.

“Ahora me gozo en los padecimientos en pro de vosotros, y ESTOY COMPLETANDO LO QUE FALTA DE LAS AFLICCIONES DE CRISTO EN LA CARNE DE MI en pro del cuerpo de él, que es la iglesia, de la que fui hecho ministro conforme a la administración de Dios que fue dada me para con vosotros, para anunciar CUMPLIDAMENTE la palabra de Dios, EL MISTERIO QUE HA ESTADO OCULTO DESDE LOS SIGLOS Y DESDE LAS GENERACIONES, PERO AHORA FUE MANIFESTADO A LOS SANTOS DE EL”, colosenses 1:24-26. Ese misterio estuvo oculto incluso para los 12 apóstoles de Jesús.

Pablo fue profetizado por el profeta, (leer en Isaías 49:1-6). Pablo es el consolador que fue prometido por Dios para consuelo de la iglesia, (leer en Juan 16:7-15). Como dijo Jesús, “porque no hablará de sí mismo, sino que cuanto oye hablará”, (Juan 16:13).

El ministerio del apóstol Pablo fue por mucho, más abundante que el de todos los 12 apóstoles de Jesús juntos. De hecho escribió más que todos ellos y más que todos los demás. Sus 15 epístolas así lo confirman. Cuando digo 15 es porque incluyo al libro llamado “El Apocalipsis de Juan”.

Así es, este escrito es una epístola escrita en gran parte por medio de símbolos y figuras a personas que conocían ese método y que conocían al apóstol. Su formato es el de una carta. Una carta escrita a 7 iglesias. No son siete cartas, sino una sola carta.

“Escribe, pues, lo que viste y lo que hay y lo que va a suceder después de esto”, (1:19). ¿A quién o quienes se le iba a escribir? El 1:4 lee así: “A las siete iglesias (que están) en Asia”. “A los siervos de él”, (1:1). Como nota, Pablo había nacido en la península asiática, en la ciudad de Tarso de Cilicia.

El saludo del apóstol Pablo.

El saludo del apóstol Pablo en todas sus cartas tenía un saludo bien particular. Solo Pedro, lo utiliza en su segunda carta, (2 Pedro 1:2). Pero el saludo de su propia mano en todas sus cartas era una firma más allá de su simple nombre.

En 2 tesalonicenses 3:17 nos declara el apóstol lo siguiente: “El saludo (es) de mi mano, de Pablo, que es señal en toda carta; así escribo. La gracia del señor de nosotros Jesús Cristo (sea) con todos vosotros”. Era “señal” en toda carta el saludo del apóstol, y aunque la carta en su totalidad no hubiera sido escrita por él, sino dictada, el saludo nos da a entender que lo hacía de su propia mano. Este saludo está en todas sus cartas al comienzo y al final de cada una de ellas, incluyendo el llamado Apocalipsis. Veamos.

“GRACIA A VOSOTROS Y PAZ de parte del que es y que era y que viene”, (1:4). “LA GRACIA DEL SENOR JESUS (sea) con todos”, (22:21). Al comienzo y al final. El escritor evangélico John Gill admite que Apocalipsis está escrito en forma de epístola.

El apóstol Juan como los demás apóstoles de Jesús recibió un ministerio bien específico. Jesús les dijo: “A un camino de gentiles no vayáis, y en una ciudad de samaritanos no entréis; sino marchad más bien hasta las ovejas las perdidas de la casa de Israel”, Mateo 10:6. El ministerio de los doce fue en medio de la casa de Jacob para llamar a los hijos, (ovejas) de Dios que se encontraban en medio de esa casa. El Israel espiritual en medio del Israel natural.

Fuera de las cosas que la tradición le atribuye al apóstol Juan, la Escritura declara que era hijo de un pescador de nombre Zebedeo, que tenía un hermano de nombre Jacobo y que al momento de ser llamado por Jesús se encontraba remendando unas redes, (Mateo 4:21). El relato se repite en Marcos 1:19 y Lucas 5:10. Este es el Jacobo asesinado Hechos 12:2.

Juan es reprendido por Jesús por su actitud vengativa, (Lucas 9:54-55). En Mateo 20:20-28 Juan y su hermano Jacobo utilizan a la madre para hacer una petición egoísta. Ustedes no saben lo que están pidiendo fue parte de la respuesta de Jesús. Así es, Juan y su hermano mostraron ignorancia en su petición. Este pedido fue rechazado por Jesús. En Marcos la petición viene directa por parte de los dos hermanos, (10:35-45). Recordemos que Mateo fue testigo del hecho y Marcos escribió por referencia y de ahí la diferencia. Lo cierto es, si fue su madre por mandado o por ellos directamente fue una actitud egoísta y recibió el reproche de los otros diez.

Otra mención de Juan la tenemos en Hechos 3:1. “Pedro y Juan subían al templo”. Es significativo que Lucas no escribiera Juan y Pedro, sino, “Pedro y Juan”. Esto es así porque en el resto del relato es Pedro el personaje principal. Son los hechos de Pedro y no de Juan. Aunque su nombre aparece en el relato 4 veces es Pedro el que realiza el milagro y es quien habla, (Hechos 3:12-26). Lo mismo sucede en el siguiente capítulo 4. Juan es mencionado 2 veces pero no se citan palabras de él, sino de Pedro, (Hechos 4:8-12 y 4:19-20). Luego de esto el nombre de Juan no se vuelve a mencionar en la Escritura. Este segundo tratado de Lucas bien se podría llamar los hechos de Pedro y Pablo, siendo Pedro el líder entre los doce de Jesús.

Es en el mismo capítulo 4 de los Hechos que ya habíamos leído que tanto Pedro como Juan eran conocidos y tenidos por hombres sin letra por los sacerdotes y saduceos que allí estaban. (Hechos 4:1-13.

Fuera de la tradición eclesiástica y apóstata no hay evidencia alguna que el autor del libro biográfico llamado “El Santo Evangelio según San Juan” haya sido escrito por el apóstol Juan. Ni ese escrito, ni las tres epístolas, ni el llamado “Apocalipsis de San Juan el Divino”. De ninguna manera hay evidencia de que este apóstol fuese “el discípulo amado”. Pero sobre este discípulo amado hablaremos en otra ocasión.

Siendo que Juan no juega un papel importante aún entre los doce apóstoles de la circuncisión para ese ministerio, como también que era un hombre “sin letras”, como también que su ministerio se redujo para ser ministrado entre las ovejas perdidas de la casa de Israel y solo se le ubica en Jerusalén o en tierra de Israel, no es posible ubicarlo en la isla de Patmos en esa región de Asia. Como he dicho, la tradición podrá decir lo que quiera y el que quiera creer lo que esta dice y enseña que lo crea, pero Juan nunca estuvo por esos lugares. Entonces cabe preguntar, ¿quién es ese Juan que escribe el rollo profético llamado Apocalipsis? Si no fue el apóstol Juan por las razones explicadas, entonces, ¿quién pudo ser?

El nombre Juan lo encontramos en el rollo profético 5 veces, (1:1, 1:4, 1:9, 21:2 y 22:8). Como indiqué antes Juan es un nombre de origen judío. Otro dato es que según los expertos el griego de Apocalipsis es diferente en estilo al griego de los otros escritos atribuidos al apóstol Juan. O sea, que uno es el que escribió el libro biográfico mal llamado “El Santo Evangelio según San Juan” y las tres epístolas, y otro es el que escribió el libro mal llamado “El Apocalipsis de San Juan el Divino”. De hecho, las epístolas 2 y 3 atribuidas a Juan tampoco las escribió el que escribió la que aparece como “Primera Epístola Universal de San Juan Apóstol” y “el santo evangelio”. Para los que no nos llevamos por la tradición eclesiástica podemos asegurar que nunca sabremos quién o quiénes son los autores de estas dos cortas epístolas.

Aunque el nombre de Juan lo encontramos 5 veces en el libro profético no por eso quiere decir que ese Juan es el apóstol Juan. Es un hecho que la palabra apóstol o discípulo de Jesús o semejanza no la encontramos en todo el escrito.

Error en otro error.

Otro error de la tradición eclesiástica es cuando declara que Juan estaba preso en la isla de Patmos. Se basa en el 1:9-10 para señalar que el apóstol Juan estaba preso en la isla de Patmos. El verso lee así. “Yo Juan, el hermano de vosotros y coparticipe en la tribulación y en (el) reino y en (la) paciencia en Jesús, vine a estar en la isla llamada Patmos a causa de la palabra de Dios y del testimonio de Jesús. Llegué a estar en espíritu en el del señor día”. Yo no leo que Juan estaba preso en ese lugar. Lo que leo es que Juan estaba proclamando el reino en medio de las mismas tribulaciones que estaban teniendo las iglesias de Asia, así como todas las iglesias bajo el imperio romano y bajo la mano cruel del emperador Nerón. Leo que también estaba “en espíritu”, o sea, no por cuestiones de la carne, sino ministrando en el nuevo hombre creado según Dios. Juan estaba allí “a causa de la palabra de Dios”. Juan no estaba preso, sino haciendo una labor. “Pues serás testigo le a todos (los) hombres”. El mensaje de Juan, Timoteo, Tito, Epafras, Aristarco, Tiquico, Apolo, Silas, y todos los demás lo habían aprendido de Pablo, por lo tanto, por medio de ellos Pablo se constituía en el testigo a todos los hombres. El evangelio era uno y todos hablaban en ese mismo lenguaje. Ellos eran imitadores del apóstol en cuanto al contenido del mensaje del evangelio de la gracia revelado.

Pero por un momento imaginemos que este Juan fue el apóstol Juan y que estaba allí preso. Si Juan por lo que podemos leer en la Escritura nunca salió de Jerusalén y sus contornos y es tomado preso por el imperio, ¿por qué tiene que ser trasladado de Jerusalén a un lugar tan remoto como la isla de Patmos? Una mirada a un mapa de esas regiones veremos que la distancia entre Jerusalén y la isla de Patmos y en el paso de esos tiempos era enorme. ¿Que sacaba Roma con alejar tanto a un anciano como el apóstol Juan de los demás apóstoles y discípulos de Jesús? En verdad la iglesia en su lactancia compuesta de judíos según la carne no creó problemas para Roma. El problema lo estaban causando los judíos que no habían creído y por eso vino sobre ellos la desolación. En las persecuciones ordenadas por Nerón no existía el encarcelamiento para aquellos que despectivamente llamaban cristianos.

Juan el de sobre nombre Marcos escribió lo que el apóstol Pablo le mostró entre los años 60 al 68 y tal escrito le fue enviado a siete ángeles de siete iglesias ubicadas en el Asia. La fecha exacta nunca la tendremos, pero sí es seguro que fue antes de los años 67-70.

Volvemos a la palabra “ángel”

Las palabras “miré”, “y vi” y “oí” abundan en este rollo profético. Pero ese “miré”, “y vi” y “oí” es a causa del “ángel” que le está mostrando por medio del lenguaje espiritual todas las cosas “que viste y lo que hay y lo que va a suceder después de esto”. Estas palabras no son para que se cumplan en dos o tres mil años.

“Y yo Juan (soy) el que oía y veía estas cosas. Y cuando oí y vi, caí para adorar delante de los pies del ángel que mostraba me estas cosas”, (22:8).

Volvamos en este momento a leer el 1:1 de este rollo profético, ya para conocerlo en sobre edificacion. “Revelación de Jesús Cristo, que dio le Dios, PARA MOSTRAR a los siervos de él, lo que debe suceder en BREVE, y (la) dio a entender, (conocer), enviando (la) mediante el ángel de él al siervo de él Juan”. Que interesante. Pablo el ángel y Juan el siervo. Pablo se llamó “siervo de Jesús Cristo solo dos veces en sus 15 escritos o cartas y una sola vez “siervo de Dios”. Prefería llamarse “apóstol de Jesús Cristo” o “apóstol de Dios”. Ese apostolado lo defendió con “garras y dientes” hasta el final.

“El evangelio eterno”.

“Y vi otro ángel que volaba en medio del cielo, que tenía un evangelio eterno para anunciar sobre los sentados sobre la tierra y sobre toda nación y tribu y lengua y pueblo”, (14:6).

La palabra “otro” del griego “allos significa “otro de lo mismo”. No es que sean muchos ángeles los que le están mostrando todas estas cosas a Juan el llamado marcos, no, cada figura, cada cosa que ve procede del mismo ángel. Llamo la atención en este “otro ángel” porque el único que “tenia” el “evangelio eterno” es el apóstol Pablo. No conozco otro “evangelio eterno” sino el evangelio de la gracia de Dios, el del pacto eterno. “Para anunciar sobre los sentados sobre la tierra y sobre toda nación y tribu y lengua”. “Con poder de señales y prodigios, con poder de espíritu; hasta el punto de que yo desde Jerusalén, (incluyendo a los doce) y alrededor hasta ilirico he llenado el evangelio de Cristo”, romanos 15:19. Así es, se le había dicho “a todos los hombres”, (Hechos 22:15).

La palabra “apokalupsis” la encontramos 17 veces en la Escritura griega del llamado “Nuevo Testamento”. En los escritos atribuidos a Juan el apóstol sin contar el rollo profético la palabra “apokalupsis” nunca se encuentra escrito, como tampoco en los escritos de Mateo, Juan Marcos, Lucas, Santiago y Judas. De las 17 veces en que la encontramos en la Escritura griega, 13 están en las epístolas del apóstol Pablo incluyendo el rollo profético. Las otras tres están en las dos cartas dictadas por el apóstol Pedro. Para un ejemplo, leamos lo que nos declara Pablo en gálatas 3:23: “Pero antes de que viniese la fe, bajo ley éramos custodiados, encerrados para la que iba fe A SER REVELADA. También la tenemos en romanos 8:19, gálatas 1:16, efesios 3:5, romanos 1:17, efesios 1:17 y gálatas 1:12 por mencionar esos pocos. La palabra “revelación” comienza a ser mencionada en los escritos de Pablo antes de ser usada por Pedro en sus cartas. En las de Pedro la tenemos en 1 Pedro 1:5, 1:12 y 5:1.

Las señales de un apóstol.

No podemos negar que a los apóstoles de Jesús se les otorgó poderes que servirían como señal para los que habrían de creer. Es lo que conocemos como, señales del apóstol, (2 corintios 12:12). Nadie que dice ser llamado apóstol y no hace tales señales no es apóstol. De hecho, el último llamado a ser apóstol fue Pablo, y no apóstol de Jesús, sino de Jesús Cristo como lo indica en 9 de sus 15 cartas. ¿Cuáles eran esas señales? Eso será parte de otro tema.

Los siete ángeles de las siete iglesias.

La palabra ángel o ángeles la encontramos 19 veces en el rollo de “la revelación de Jesús Cristo”. Unas veces es un ángel, otras veces son 4 ángeles, otros, 7 ángeles y otros, 12 ángeles. El mensaje para los hijos que sufrían tribulación en esa región de Asia era el mismo y presentado en símbolos que ellos conocían muy bien. El único que había llevado el evangelio de la gracia, (el evangelio eterno) a Asia había sido el apóstol Pablo conjuntamente con sus colaboradores. ¿Quiénes fueron estos?

“Y vi a los siete ángeles que delante de Dios están, y fueron dadas le siete trompetas”, (8:2).

En Hechos 20:4 leemos, “Y acompañaron le (hasta Asia a Pablo), Sopater (hijo) de Pirro, de Berea, y de los tesalonicenses Aristarco y Segundo, y Gayo de Derbe y Timoteo, y de Asia Tiquico y Trofimo”. Aquí tenemos a 7 de los colaboradores (ángeles) de Pablo. Ahora bien, solo Tiquico y Trofimo eran de Asia. Esto nos lleva a pensar que las siete iglesias de Asia descritas al principio del escrito son simbólicas y generalizan una situación general en las congregaciones de gentiles conversos en todas las regiones donde Pablo llevó el evangelio eterno de la gracia de Dios. Como también y de acuerdo al relato de Hechos 20:17-38 es en Asia, (desde Mileto), donde Pablo anuncia la apostasía que vendría después de su partida, (20:29-30).

Ni el escritor que escribió los escritos que se le atribuyen al apóstol Juan, ni Pedro, ni ningún otro apóstol de Jesús, ni Santiago el hermano de Jesús mencionan la península de Asia, ni ninguna otra región cercana y solo Pablo hace mención de esta y sus regiones.

“Porque no queremos que vosotros ignoréis, hermanos, acerca de la aflicción de nosotros, la sobrevenida en Asia”, 2 corintios 1:8.

Resumen.

El libro de la revelación de Jesús Cristo llamado “El Apocalipsis de San Juan” por el sistema tradicional religioso fue escrito por Juan el llamado Marcos uno de los muchos colaboradores que tuvo el apóstol Pablo, pero todo lo que este vió, oyó y miró le fue mostrado, (revelado) por el apóstol Pablo, (el ángel o mediador para revelar el evangelio eterno de la gracia).

El apóstol Juan, apóstol de Jesús, nunca abandonó a Jerusalén por ordenes de Jesús y cumplió con su ministerio, el de ir a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Su apostolado fue un apostolado durante el cierre del viejo pacto y para lactar a la iglesia con los primeros rudimentos de las enseñanzas de Jesús Cristo hasta que llegara el alimento sólido que solo es dado por medio del evangelio de la gracia, alimento que fue impartido por el apóstol Pablo para alcanzar la madurez en el espíritu.

De esa manera fue escrito este rollo profético que le anunciaba a una iglesia atribulada por las persecuciones y crímenes cometidos por el judaísmo por un lado y por las persecuciones y atrocidades del imperio romano y su emperador Nerón por otro y que la venida de Jesús Cristo ya estaba a las puertas.

Esta consolación fue escrita para los años 67-70 aproximadamente y no después del año 70 como algunos alegan.

El rollo profético dado en revelación para su tiempo nos revela el justo castigo que Dios derramó sobre la nación natural de Israel que era la señal de su venida y que había sido anunciada primeramente por Juan el bautista y por el mismo Jesús. Este castigo sobrevino finalmente cuando Jerusalén quedo desolada y destruida por las huestes romanas en el año 70. De eso profetizaron varios profetas, de eso es que hablaba el apóstol Pedro en su segunda carta (3:10-12). De eso es que hablaba el apóstol Pablo en casi todas sus cartas. Indicio de ese juicio lo encontramos en Deuteronomio 28:47-58.

“Yo, Jesús, envié al ángel de mi a testificar os estas cosas sobre las iglesias”, (22:16).

Todas las citas de la Escritura son tomadas del interlinear griego-español.

Gracia y paz a todos.

Edwin D. Tacoronte

Octubre de 2010

Sobreedificando en el fundamento: El libro de Daniel. Así es como hemos llegado a co...

Sobreedificando en el fundamento: El libro de Daniel.
Así es como hemos llegado a co...
: "El libro de Daniel. Así es como hemos llegado a conocer este escrito el cual es parte de los escritos que hoy conocemos como 'El viejo testa..."

viernes, 8 de octubre de 2010

El libro de Daniel.

Así es como hemos llegado a conocer este escrito el cual es parte de los escritos que hoy conocemos como "El viejo testamento". Hay ciertos detalles en este escrito que lo diferencian de los escritos de los demás escritos proféticos. Estos son algunos ejemplos.

Las palabras del verbo profetizar no aparecen escritas en este escrito, como tampoco Daniel es llamado profeta en el libro. Se dice por los estudiosos y eruditos que los escritos antiguos estaban divididos en tres categorías y tal parece que Jesús lo deja entrever en sus palabras registradas en Lucas 24:44, "Estas las palabras mías que hablé a vosotros aun estando con vosotros, que convenía ser cumplidas todas las cosas escritas en la ley de Moisés y en los profetas y en salmos acerca de mi". Estos "rollos" estaban, pues, divididos de esa manera, "la ley de Moisés", "los profetas" y los de "salmos". Sin embargo el rollo de Daniel no estaba integrado o era guardado con los rollos pertenecientes a los profetas. Esto es así porque hasta el día de hoy los judíos no consideran a Daniel como un profeta de Dios, pero si en cambio como un visionario y como un hombre de estado que escaló altas posiciones políticas, tanto en el imperio babilónico como en el persa. De hecho, Daniel llegó a ocupar el puesto de "gobernador de toda la provincia de Babilonia, y jefe supremo de todos los sabios de Babilonia", (Daniel 2:48). Luego, por orden del rey Belsasar Daniel fue nombrado "tercer senor del reino", (Daniel 5:29).

El escrito de Daniel es colocado por los judios con los "ketuvim", o sea, entre los escritores. Son estos: "Libro de los salmos", "Proverbios", "Job","Cantar de los cantares", "Rut", "Ester", "Lamentaciones", y "Eclesiastes". La tercera parte de ese todo es conocida como los libros históricos y esta compuesta por "Esdras", "Nehemias", 1 y 2 de" Crónicas" y "Daniel", totalizando 13 rollos en esa categoría llamada "ketuvim". Para los judíos Daniel es considerado un escritor y no un profeta.

Otro detalle interesante es, que está escrito en dos lenguas, hebrea y aramea. En las llamadas "biblias católicas" el escrito de Daniel contiene partes que son llamadas "deuterocanonicas", las cuales están escritas en griego y que no encontramos en las "biblias" no católicas. Estas posiblemente fueron añadidas posteriormente y eso ha traído confusión en cuanto a la fecha original en que el rollo fue escrito. Este contenido en lengua griega es apócrifo para judíos y para la mayoría de los "protestantes".

Siguiendo con los detalles.
El escrito de Daniel, que no significa que cada palabra fue escrita por el, ha sido dividido en 12 capítulos y es llamado por el sistema religioso, tanto católico, ortodoxo y protestante como uno de los "profetas mayores del Antiguo Testamento", y colocado por el sistema protestante como el cuarto profeta después de Isaias, Jeremías y Ezequiel. Los judíos lo tienen entre los libros de Ester y Esdras.
A su vez, los estudiosos y eruditos dividen el libro de Daniel en dos partes. La primera parte es narrativa y es de los capítulos 1 al 6. Esta parte narra hechos históricos escritos en un tiempo posterior a los hechos y cubre eventos sucedidos en diferentes épocas y en las cuales Daniel juega una parte importante. Como dato de importancia en estos capítulos tenemos la interpretación del sueno de Nabucodonosor II por parte de Daniel y la interpretación de la escritura en la pared que vio Belsasar por parte del profeta.

Es a partir de la segunda parte del libro que encontramos las visiones del profeta. En total son tres visiones las que están contenidas en los capitulos restantes del escrito. La primera la encontramos a partir del 7:1 al 28. Dos anos después Daniel tiene una segunda visión, la que encontramos en el 8:1 al 27. Estas dos visiones le fueron mostradas durante el reinado de Belsasar rey de Babilonia.
La tercera visión le es dada a Daniel durante el tercer ano del reinado de Ciro rey de Persia. Ya el imperio babilónico había caído a manos de los persas y durante el primer ano del reinado de este rey este había decretado el regreso de los judíos a Juda, (Esdras 1:1-2). Los 7o anos de cautiverio en tierra ajena habían terminado.

Había pasado mucho tiempo desde la ultima visión dada a Daniel. Llevado muy joven a Babilonia como un cautivo mas había sobrevivido los 70 anos de ese tiempo y mucho mas. Esta ultima visión la tenia ya entrado en los 80 anos. Se dice que llegó a un poco mas de los 100 anos de vida natural. Pero su existencia natural no fue dura y difícil, al contrario. Pero en toda ella supo ser recto ante su dios y senor, el único verdadero y soberano.
Ezequiel y Jeremias padecieron el exilio. Los capítulos 40 al 55 de Isaias no fueron escritos por ese profeta, sino de un profeta desconocido que profetizo durante el cautiverio en el siglo sexto antes del nacimiento de Jesús. El profeta Isaias profetizó en el siglo octavo antes del nacimiento de Jesús. El cautiverio comenzó en el 586 a. J. El reino del sur como se le llamo a Juda fue destruido y miles de judíos fueron llevados cautivos a babilonia por 70 anos. El reino del norte como era llamado también el reino de Israel había corrido la misma suerte unos 134 anos antes por los asirios.

La ultima visión acapara todo el resto del escrito del libro de Daniel, o sea, los capítulos 10, 11 y 12.
La llamada "profecía de las setenta semanas" la encontramos en el capitulo 9 y ese es otro detalle interesante de este libro. Como he señalado, la palabra "profecía" del verbo profetizar no la encontramos en el libro de Daniel. En ninguno de sus derivados la vamos a encontrar. Pero una cosa es sumamente importante, y es que aunque no aparezca esa palabra no implica que Daniel anuncio el final de la ley o el reinado del pecado que era por medio de la ley mosaica.
"Cuando, pues, veáis la abominación de la desolación dicha por medio de Daniel el profeta estando en pie en lugar santo", (Mateo 24:15). En estas palabras de Jesús, notaremos que Daniel fue llamado profeta y eso es mas que suficiente para mi para entender que Daniel fue un profeta y un profeta muy especial para Dios. Tan es así que este varón esta a la sublime altura de Noe y Job, (leer a Ezequiel 14:14, 14:16 y 14:20).

Las 70 semanas determinadas sobre la nación judía no están, ni son parte de las tres visiones que tuvo Daniel. Esta revelación le es dada a Daniel mientras "aun estaba hablando y orando, y confesando mi pecado y el pecado de mi pueblo Israel", (Daniel 9:20). Dice ademas que Daniel estaba "por el monte santo de mi Dios", como así lo declara también Jesús. El 9:21 continua lo del 20 y dice: "Aun estaba hablando en oración, cuando el varón Gabriel, a quien habia visto en la visión al principio, ....................................". El 9:22 declara: "Y me hizo entender, y hablo conmigo, diciendo". A partir de ahí y del 9:24 hasta el 27 tenemos todo el escrito de lo que se ha llamado en el sistema religioso como "las setenta semanas de Daniel, o "profecía de las setenta semanas".

Teniendo todas estas referencias en cuenta y otras mas que vendrán en el desarrollo de la explicación de estas 70 semanas daremos comienzo parte por parte a conocer este anuncio que le fue dado a Daniel por medio de "un varón" de nombre Gabriel. Gabriel habla y Daniel oye y escribe. No les parece el parecido que tiene con el rollo profético llamado Apocalipsis o revelación en 1:1. La revelación es de Jesús Cristo, "enviando mediante el ángel de el". Notemos al mediador aquí. Gabriel es un mediador en el mensaje que trae para Daniel. Pero acá en la revelación de Jesús Cristo el ángel no es Gabriel, sino Pablo. En el otro lado el que escribe es Daniel y acá en el rollo profético es Juan Marcos. Pero el anuncio o mensaje es el mismo, el fin y castigo de la nación rebelde y mala de la casa de Jacob.

Gracia y paz a todos los bendecidos
Octubre 8 2010



viernes, 16 de julio de 2010

Sobreedificando en el fundamento de Cristo.

Sobreedificando en el fundamento de Cristo.
Gracia y paz a todos los que lean este escrito.
A manera de carta comenzaré este primer escrito e invito a todos los interesados a discutir de manera amena y con sumo respeto las diferencias que estoy seguro tendremos.
Todas las citas de las Escrituras son tomadas del interlinear griego koine-español del Nuevo Testamento, como así es llamado por el sistema de religiones “cristianas” y no “cristianas”.
¿Por qué este título? Bueno, porque así está declarado en 1 corintios 3:11: “Fundamento en efecto, otro nadie puede poner fuera del puesto, el cual es Jesús Cristo”. El encargado de colocar ese fundamento, (Jesús Cristo) fue el apóstol Pablo. Leemos: “Según la gracia de Dios dada a mí, como sabio arquitecto fundamento puse”, 1 corintios 3:10.
Son muchos los que se han atrevido a poner fundamentos fuera del que está puesto y las consecuencias la podemos ver en él sin número de sectas y denominaciones que abundan en el planeta.
Ahora bien, “otro, empero, sobreedifica; mas cada uno mire como sobreedifica”, 1 corintios 3:10. Aquí hay dos palabras en el griego que son sumamente importantes. La primera es “otro”, (“allos”), que significa “otro diferente”. “Mas cada uno”, (“cada otro diferente”). La otra palabra es “sobreedifica”, (“epoikodomei”) Esta palabra contiene el prefijo, “epo”. Este prefijo lo tenemos en 1 corintios 3:10, 3:11 y 3:14 en el texto original. Cuatro veces en total y no dos veces como lo traduce incorrectamente la RV. En colosenses 2:7 leemos: “Arraigados y sobreedificados en él, (en Jesús Cristo), y consolidados en la fe, como fuisteis enseñados”. Así que, estamos sobreedificando sobre el fundamento que el apóstol Pablo como sabio arquitecto puso el cual es Jesús Cristo.
Sobre ese fundamento el cual es Jesús Cristo se pueden sobreedificar materiales imperecederos como materiales perecederos. Notemos que el apóstol utiliza el ejemplo de la construcción de una estructura la cual puede ser una vivienda para morada o un edificio para diferentes fines. Por tal razón él se ilustra como un “sabio arquitecto”. Esa estructura puede llevar materiales como “oro”, “plata” y “piedras preciosas” (1 corintios 3:12), los cuales no perecen con el fuego. Pero también pueden llevar “leña”, “heno” y “paja” (1 corintios 3:12), los cuales sucumben ante el fuego.
“Porque con fuego se revelará, y de cada uno la obra que tal sea el fuego a ella probará. La palabra “fuego” ha sido utilizada para provocar miedo en el sistema religioso. Aquí se nos dice que el fuego probará la obra de cada cual, dependiendo los materiales que se usaron. Lo que se destruirá aquí es la obra con la cual se sobreedifica. ¿A qué fuego se refiere entonces? Se refiere al fuego de la Palabra. La palabra es la que prueba si la sobre edificación es la correcta. La pregunta entonces es la siguiente. Sobre el fundamento que es Jesús Cristo, ¿con que materiales estamos sobreedificando? Notemos que el problema no es el fundamento. Todos dirán que el fundamento es Jesús Cristo y no hay problema con ello. El problema está en los materiales. No es cuestión de salvación, sino de la obra que sobre ese fundamento se está realizando. “Si de uno la obra ardiese, sufrirá pérdida; el empero, se salvará, mas así como por fuego”, 1 corintios 3:15. Al declarar “sufrirá perdida” el apóstol no se está refiriendo a la salvación, sino a la obra en la cual se está sobreedificando.
¿Cómo podemos distinguir entre los materiales de “oro”, “plata” y “piedras preciosas, los cuales no perecen de los materiales “leña”, “heno” y “paja” que son perecederos?
El sobre edificador también es llamado “ministro”, pero en ninguno de los dos casos es a manera de titular. La palabra “ministro” significa “el que ejecuta proyectos de otro”. De la misma manera “edificar” significa “fabricar, hacer un edificio”. El que edifico la iglesia, (todos los hijos de Dios), fue Cristo en los días de su carne mediante el sacrificio de esta, (Mateo 16:18). Aquí la palabra “edificaré” es “oikodomeso”. Notemos la ausencia del prefijo “epo”, pues Cristo no sobreedificó, sino que edifico su iglesia.
“Quien también capacitó nos ministros de un nuevo pacto, no de la letra, sino de espíritu; porque la letra mata, pero el espíritu vivifica”, 2 corintios 3:6.
Todo lo del nuevo pacto permanece y todo lo del viejo pereció. Cuando el apóstol Pablo escribía todas estas cosas ambos pactos estaban vigentes a manera de transición, (paso de un estado a otro). El viejo pacto comenzó en el monte Sinaí y terminó en el año 70. A ese se refirió el apóstol como “el presente siglo malo”. El nuevo pacto o pacto de la gracia comenzó en la cruz con el sacrificio de Jesús como cordero y es eterno por los siglos de los siglos. Por una generación ambos pactos estuvieron vigentes, desde el sacrificio del cordero hasta el año 70. Dentro de ese tiempo todo lo que conocemos como el “nuevo testamento” fue escrito. El oro, la plata y piedras preciosas nos habla del nuevo pacto. La leña, el heno y la paja nos hablan del viejo pacto. El ministerio del nuevo pacto debe y tiene que ser con 0 ley. Lamentablemente muchas iglesias locales y de carácter denominación predican y ensenan una mezcla de nuevo pacto con viejo pacto, pasando así por alto la importancia de la sobre edificación en el fundamento de Cristo.
Gracia y paz a todos.